Manfred Nowak tiene 65 años, siempre trabajó defendiendo los derechos humanos, como representante de la ONU, como juez de una corte de posguerra en los Balcanes y como profesor en su Austria natal. Habla con calma de los conflictos del mundo hasta que se detiene para denunciar cómo su Europa trata a los refugiados y la emoción lo domina.“Los partidos mayoritarios ahora creen que están frenando a la extrema derecha al negar el ingreso de más refugiados, pero en realidad están construyendo las bases para que esas fuerzas tomen el poder en el futuro….y si la extrema derecha toma el poder, la Unión Europea (UE) se desintegrará“, alertó, sumiéndose en un silencio que destila angustia y frustración.“La UE enfrenta el peligro real de una ruptura por la debilidad de nuestros políticos”, sentenció Nowak en diálogo con Télam, durante su paso por Buenos Aires esta semana para participar de un seminario organizado por la Maestría en Derechos Humanos y Democratización en América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional de San Martín.

Nowak es un hombre de definiciones, pero no de frases dramáticas; se siente cómodo condenando y criticando, pero siempre contextualizando y evitando los extremos. Habla como académico, pero razona con el pragmatismo de un hombre que conoce las imposibilidades del mundo de la guerra y los crímenes de lesa humanidad.

Durante la entrevista sólo se mostró tajante en tres cuestiones: la crisis de los refugiados en Europa no es migratoria, sino política; el fantasma de la extrema derecha en el Viejo Continente está más vivo que nunca; y el mayor error del presidente estadounidense, Barack Obama, fue no juzgar a ninguno de los responsables de los crímenes cometidos en nombre de la “guerra contra el terrorismo” de George Bush.

Nowak empezó su argumento con algunos números.

“Toda Europa tiene unos 800 millones de habitantes. La UE tiene un poco más de 500 millones de habitantes. Estamos hablando de uno a dos millones de refugiados que fácilmente podrían ser integrados”, enumeró.

“Desde un enfoque económico -continuó- Europa necesita migración, es una región con una sociedad envejecida, con un crecimiento negativo. ¿Quién va a pagar nuestras jubilaciones? Necesitamos gente joven. Todos los expertos demográficos coinciden que para 2050 Europa necesitará que varios millones de personas se integren, meramente por razones económicas”.

“Es mentira que Europa no puede absorber a los refugiados. La discusión no es económica ni migratoria, es pura y sencillamente una agitación política de la extrema derecha”, concluyó el veterano abogado, que hoy ocupa la Secretaria General del Centro para Derechos Humanos y Democratización de la Inter-Universidad Europea, que aglutina 41 instituciones de educación superior del continente.

“Los partidos mayoritarios, las socialdemocracias y los conservadores de todos los países, tienen miedo de que la extrema derecha gane las próximas elecciones y, por eso, frenaron la recepción de refugiados de septiembre pasado”, agregó y destacó que desde entonces el bloque regional vive un proceso de “renacionalización”, en el que “los países se están peleando entre ellos”.

La emoción que trasmiten su voz y sus gestos cede cuando analiza el legado de derechos humanos que deja del otro lado del océano Atlántico Obama, tras ocho años en la Casa Blanca.

“Ante todo no se puede comparar a George Bush con Obama, no son lo mismo. Obama no sólo ganó la Presidencia con la promesa de un cambio, sino que, en alguna medida, lo introdujo”, aclaró de entrada.

Nowak conoce de primera mano el legado de Bush hijo. De 2004 a 2010, fue relator de Naciones Unidas contra la Tortura y fue uno de los autores del informe de la ONU sobre situación de los presos de Guantánamo.

Con esos años oscuros frescos en la memoria, destacó que Obama trató –“probablemente no lo suficiente”– de cerrar Guantánamo y prohibió el uso de la tortura, pero también advirtió que mantuvo otras prácticas bélicas de la “guerra contra el terrorismo” de Bush como los ataques con drones (aviones no tripulados) y los asesinatos selectivos, como el de Osama Ben Laden.

Pero su mayor crítica no fue la falta o la tibieza en los cambios -algo de lo que responsabiliza en gran parte al resto de la dirigencia política de Estados Unidos, principalmente el Partido Republicano-, sino que no haya juzgado y condenado a los responsables de los crímenes del gobierno de Bush.

“Obama nunca actuó contra los funcionarios que cometieron crímenes como tortura, desapariciones y traslados a sitios secretos. Hubo una investigación de la Comisión de Inteligencia del Senado estadounidense y en 2014 se conoció, al menos parcialmente, el informe final. Hay evidencias, pruebas, se sabe quienes eran los responsables en la CIA, quien torturó a los presos y quien desapareció gente”, dijo.

“Con todo ese material Obama hubiese podido designar a un fiscal especial con poderes para investigar lo que sucedió y procesar a los responsables. Todos los políticos que permitieron estos crímenes y todos los que los cometieron deberían haber sido condenados”, continuó.

Y el “error” de Obama no fue sólo por omisión, según Nowak.

“Hubo víctimas que intentaron obtener justicia en los tribunales estadounidenses, no sólo en las cortes penales, sino también en las civiles. Pero ninguno consiguió ni una condena ni un dólar. ¿Por qué? Porque hasta Obama continuó invocando el secreto de Estado”, concluyó.