LAUDATIO J. M. COETZEE (por Anna-Kazumi Stahl)
UNSAM – 28 abril 2014
Buenas tardes, señor Rector de la Universidad de San Martín, señor vicerrector, autoridades de la UNSAM, comunidad académica presente, señoras y señores y muy estimados invitados de honor sres. Paul Auster y John Coetzee.
Me han otorgado el honor de poder preparar una laudatio para que el rector Carlos Ruta entregue a continuación de estas palabras el Doctorado Honoris Causa a John Maxwell Coetzee.
En este acto de investidura que hoy celebramos me ha sido muy difícil a mí, una profesora de literatura, poder resumir lo que significa la obra y la persona de John Coetzee para la cultura internacional, sobre todo de Occidente y específicamente para nuestra amada Argentina.
He visto en estos días previos lo que suscita en el mundo cultural, en los medios de comunicación y en el público en general la llegada del sr. Coetzee al país. Como norteamericana, es una experiencia muy fuerte poder percibir la relevancia que la persona y la literatura de Coetzee provocan en un ámbito tan lejano y diverso en costumbres y cultura al mundo sajón en el que él se ha desarrollado laboral y artísticamente: Sudáfrica, Inglaterra, Estados Unidos, Australia.
Hemos visto a través de los años no sólo su carrera destacadísima como novelista, un verdadero orfebre de las letras, en la que es, de manera innegable un máximo exponente de aquel arte en el mundo hoy – sino que también hemos disfrutado de las ideas que devienen de su trabajo sostenido y preciso, incisivo y creativo como investigador, crítico literario, y ensayista.
John Coetzee ejemplifica la capacidad intelectual de abordar más de un sistema de análisis y de pensamiento, eso lo vemos claramente en su formación. En sus años de grado en la Universidad de la Ciudad del Cabo, estudiaba poesía, y tambien matemáticas, recibiéndose, con un año de diferencia, en ambas disciplinas. Luego aceptó una invitación a Inglaterra para trabajar en la por entonces incipiente área de programación informática. Durante esos años, temprano en la decada del 60, Coetzee buscaba a través de la matemática avanzar con la formulación de códigos para accionar las máquinas de la soñada inteligencia artificial. Y al mismo tiempo, por sus propios medios, continuaba sus investigaciones en el campo de las letras, virando ahora hacia la prosa, analizando cómo signos y estructuras logran generar en nosotros pensamiento y emoción.
Pocos años después, becado para hacer un doctorado, viaja de nuevo a los EEUU donde se inscribe en la Universidad de Texas en Austin, con concentración en la lingüística y la filología, doctorándose con una tesis sobre Beckett, indagando con aun más precisión respecto de lo que hace de la lengua un territorio tan fértil de sentidos y de ilusiones.
Es decir, el dr. Coetzee supo mantener vigentes las diferentes posibilidades intelectuales que presentaban las áreas diversas que había estudiado. Esa capacidad de adquirir conocimientos dispares y vincularlos para echar nueva luz sobre lo que somos y hacemos, sería realizar la meta de base de toda universidad como institución educativa.
Luego de recibirse, uno ve en su trayectoria otra apertura: empieza a escribir en ese período. Su primera novela ve la luz en 1974, a ya 3 años de haber regresado a Sudafrica, siendo testigo de una situacion politica que se iba extremando cada vez mas. Convocado a enseñar en diferentes universidades en otros paises, Coetzee viajaba bastante, pero hasta el 2002 no había emigrado formalmente. Y aun cuando se naturalizó ciudadano de aquel pais que eligió para asentarse, Australia, dejó en claro que con aceptar otra ciudadania y prescindir de la correspondiente al pais natal, no cortaba sus lazos con el lugar de origen.
En ese sentido, John Maxwell Coetzee encarna el tipo de figura que una universidad quiere que crezca y se reproduzca en su seno. Pensamiento crítico, complejo, variado, creativo, con una ética inclaudicable.
Y como artista, por sus logros tan extraordinarios, también merece este gesto, el honor que se le extiende hoy:
Autor de 12 novelas, 4 libros de autobiografía novelada, 8 libros de critica y 1 el libro de cartas o dialogo epistolar, sostenido con el novelista norteamericano Paul Auster.
Como artista Coetzee produce con constancia, rigor y energía — una prosa que en lengua inglesa resulta expansiva (capaz de incorporar los tonos todos de la tradición literaria en lengua inglesa) pero con precisión quirúrgica, con ese filo elegante y delicado de un estilo incomparable. En este arte logra lo máximo a lo que podriamos pretender, estudiando para poder leer mejor, recibir más sensible el impacto de su literatura: toda la complejidad de sus amplios conocimientos, resumidos en gestos de sutil simpleza, que van dejando magistrales ecos en nuestra memoria, en nuestro pensamiento.
La literatura de Coetzee es reveladora, amplia, fértil, nos provoca con sus palabras – la ética de la que hablaba antes y una gran sensibilidad – forjan una combinación que sirve como ninguna para que nos superemos, para que optemos por otras líneas de pensamiento y de crítica, para que crezcamos acompañándolo en las hondas reflexiones que se derivan de sus páginas.
Su producción ha merecido premios y reconocmientos de las instituciones más prestigiosas. Coetzee fue el primer autor de ganar dos veces el Premio Booker, mayor premio a la escritura literaria contemporánea en inglés (en 1983 por Vida y época de Michael K y en 1999 por Desgracia). Además de eso, tres de sus novelas ganaron el Premio CNA, máximo reconocimiento por obra literaria en su país natal.
Es ganador del premio James Tait Black Memorial, del Geoffrey Faber Memorial, del premio a la mejor ficción del Irish Times Internacional. Babelia, del diario espanol El Pais, eligio una obra suya como Mejor Libro del 2010, era: Verano, tercer volumen de su autobiografia novelada. Y el mismo, por su destacada carrera en general, ha recibido reconocimientos de altisimo nivel internacional como el Prix Femina Etranger en francia, el premio Commonwealth Writers para el ámbito anglo-sajón alrededor del mundo, el Premio Jerusalem por la Libertad del Individuo en la Sociedad, y el Orden de oro de Mapungubwe en Sudáfrica.
Y en 2003 alcanzó el mayor honor en el mundo de las letras: el Premio Nobel de Literatura. En esa oprtunidad, la Academia sueca lo proclamó a Coetzee no solo por su arte sino también por su ética: “el autor es al mismo tiempo un escéptico escrupuloso, implacable en su crítica del racionalismo cruel y de la moral cosmética de la civilización occidental”. Su honestidad intelectual fue causa del premio, y la honestidad artística dio la respuesta: en lugar de un discurso protocolar, ofreció su arte mismo, una ficción “El y su hombre” que provoca al ahondar en la compleja relación – que acaso no hemos interrogado lo suficiente – entre obra y autor.
Nació el 9 de febrero de 1940 en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Hijo de un abogado, de familia afrikaner, y de una maestra de origen en parte inglés. Desde la cuna entonces Coetzee vivia el pesado y complejo legado del colonialismo y sus estructuras, tanto culturales cuanto también políticas y jurisprudenciales.
Coetzee desde ninio estudió en una escuela inglesa, e hizo luego sus estudios universitarios en esa lengua también. Pero asimismo, estaba rodeado por el idioma y la cultura afrikaans, y parte de su infancia transcurria en el interior del Cabo Occidental, en una comunidad de lengua afrikaner. En esos años, se dieron los primeros signos de lo que iba a ser una de las épocas mas oscuras de Sudáfrica y del mundo: la época del apartheid. Coetzee, por estudios y por cargos como docente, iba y venia entre Sud Africa y otros paises… realizando una vivencia transnacional y ahora desde la perspectiva de lo ajeno, en contacto con otras culturas. Su cosmopolitismo sin embargo no ha implicado ningun abandono de las realidades en su pais de origen: de hecho las novelas de Coetzee a partir de 1974 nos llevan a conocer de maneras complejas y desgarradoras sobre la Sudáfrica durante y posterior al “apartheid”. Y van tambien mas allá, para hacernos más cuidadosos al respecto, al imposibilitarnos respuestas fácilmente moralistas.
Por eso, los ecos de las voces de Coetzee, en un lugar tan lejano como Argentina, país cuya literatura contemporánea o la de las ultimas décadas también enfrenta este tipo de desafio, y cuyos escritores más agudos y profundos responden con arte al terreno actual entrecruzado con discursos polemicistas o romanticistas.
Retomando el tema de la ética que mencionara anteriormente – esto lo convierte a John Coetzee en un escritor fundamental para la época, no sólo para celebrar sus publicaciones, y elogiarlo desde academias y comunidades en todas partes, sino también por propiciar un aire de justicia, de reflexión desde su arte, por proponer constantemente ideas que acompañan las complejidades de nuestro tiempo, y esos esfuerzos, esas precisiones, son una fértil resonancia para los esfuerzos de muchos narradores y poetas aquí en Argentina y en esta región, que trabajan desde la estética de la literatura, del arte, pero conscientes de su contexto y del factor inescindible de ser parte de la historia colectiva.
Como escritor que llega al publico lector en esta región, de esta lengua, tenemos obra suya en español empezando en 1987 con Vida y epoda de Michael K, a solo 4 anios de su publicacion original. Y a ese volumen siguieron llegandonos las traducciones de los demas. Viene produciendo su literatura – ficcion, autobiografia novelada, ensayos y critica – desde 1974, y con gran constancia, además de poderosa evolución, abriendo nuevos terrenos y modos con su narrativa, lo que nos ofrece la experiencia de descubrir algo nuevo cada vez que abrimos un volumen distinto, lo que nos instiga a pensar, a dudar constructivamente, y a deleitarnos con sorpresa ante su creatividad, la agilidad de su imaginación y la sensibilidad, la delicadeza…
Y si nos preguntamos por su relación con Sudamerica, con Argentina — ¿tiene relación? Sucesos recientes afirmarian que recibir este máximo honor de una gran universidad pública argentina como la UNSAM tiene especial sentido en este periodo: si bien habia publicado criticas sobre nuevas traducciones de la ficcion de Borges o sobre ciertos escritos de Garcia Marquez, es la tercera vez que se acerca para visitar la region (y esdte pais especifcamente) en muy poco anios – la primera visita publica a Argentina fue en 2011, volvio en 2013 y nos regal’o la lectura de un texto inédito. Hace meses nos ha llegado la traduccion de su ultima novela La infancia de Jesus, obra que tiene un aspecto curioso en relacion al castellano por tratarse de una novela escrita en ingles pero que debe leerse como si los personajes hablaran en espaniol. Y su presencia aquí este anio involucra otro proposito estrechamente vinculado a lo literario en Argentina: llega para presentar no solo el libro de cartas en conjunto con Paul Auster, sino también para presentar un proyecto propio, de Coetzee, pero en su raíz argentino: es la Biblioteca Personal J M Coetzee, y sigue el modelo de lo que hizo Borges con sus dos bibliotecas personales. Esta es una selección curada por Coetzee, cada volumen cuidadosamente prologado por el, y el set editado a lo largo de este anio y el proximo, por la editorial argentina El Hilo de Ariadna en castellano…
En fin, por su perfil de investigador y de pensador, por su arte tan poderosa y unica, que claramente ha impactado en los lectores argentinos, tambien en el ambito academico argentino donde se la estudia, donde la seguimos atentamente, y donde a el lo recibimos hoy con honores, con admiracion y respeto, con gratitud.
Now if I may, just to finish with a few words in English:
This laudatio was meant to emphasize the ways in which you have so nourished our minds and productively addled us… I first read a novel of yours, it was Waiting for the Barbarians, or maybe first it was Foe, that was in the mid 1980s, when I was a graduate student at UC Berkeley, interested in the critical study of postcolonialism. Reading the words of your novels, because after those I ran out to get every next one as soon as it came out, put my brain on fire.
Now, and more conscious of the range of work you do, and of some of the choices you made in your writing and scholarly life, I note how pertinent it is for you to be recipient of this kind of honor, here and at other universities in other countries and other languages as well: in your trajectory you have evinced what a university would most hope to instill in its students and keep alive in its intellectuals: the drive to examine unflinchingly what we have before us, and a key (and quite reactive) receptiveness to chance encounter as well. I refer by that to things like your having ended up at UT Austin, where there happened to be a holding of original handwritten pages by Beckett, of his Watt. Happenstance, maybe, but that you put to what became a fierce engagement with that text. Or other manuscripts that were there, out there in Texas, and encountered by you – chronicles of the Dutch colonization of South Africa, for example. Random encounters and yet which you then proceeded to know how to thread into literature, one that in being read poses questions, indeed that hones things down to the most unsettling and therefore worthy questions. This way of engaging – critically and artistically – that which is at hand, what is unavoidably here around us, strikes me as most inspiring for us and our students in this context here today: the energies in a university should be as porous, as agile, as receptively interrogating as those you have shown us. How to thank you enough?
Con hondo respeto, le saludo, John Coetzee, en nombre de todos los presentes, agradeciéndole por la fineza y hondura de su trabajo de estos años y por las infinitas y positivas alternativas de reflexión que de él se desprenden, que nos hacen, sobre todo, crecer como personas y ciudadanos. Muchas gracias.
— Anna-Kazumi Stahl, Ph.D.