25 AÑOS, 25 REFLEXIONES:
LA FORMACIÓN EN LA UNIVERSIDAD

La virtuosa bicicleta universitaria

Lucía Vincent *

"Agarrate fuerte del manubrio. Poné este pie en el pedal. No tengas miedo, yo te agarro. Dale, venís bien. No te preocupes, vamos de nuevo. Tratá de mantener el equilibrio. ¡Lo estás haciendo! Sentí el viento en la cara..."
Nada se parece más a un taller de tesis que el momento en que un niño aprende a andar en bicicleta. En la Escuela de Política y Gobierno de la UNSAM se dictan licenciaturas que tienen como requisito final la realización de una tesina. Después de cuatro años de incorporar contenidos vinculados con la ciencia política, la administración pública y las relaciones internacionales, llega la hora de crear un texto propio que cumpla con las reglas que establece la escritura académica.
En ese camino, los estudiantes no están solos. Allí estamos los docentes de los talleres de tesis, que tenemos en nuestras manos la misión de compartir nuestra experiencia como investigadores para que ellos sean capaces de hacerlo solos, sin chocar contra el cordón de la vereda.
En clase, siempre les hago a los estudiantes la misma pregunta: "¿Por qué elegiste tu tema de tesina?" Hay tantas respuestas como tesistas, pero todas tienen algo en común: se vinculan con lo más íntimo que los ha movilizado a hacer una carrera.
Tuve un alumno que decidió escribir sobre las políticas en relación con los residuos, y tenía su porqué: "Nací junto al CEAMSE, arriba de la basura". Su carrera sólo tenía sentido si le servía para transformar un entorno que le dolía desde niño. Las historias se suceden: hay quien estudia sobre violencia de género porque fue víctima; quien trabajó en una fábrica y propone nuevas categorías para comprender a los sindicatos; quien trabaja en el Estado y busca mejorar la administración de lo que es de todos; quienes se sienten interpelados por las políticas de derechos humanos, la suerte de los partidos políticos o las consecuencias de las crisis económicas y políticas… Una larga cadena de porqués, que le dan sentido a la experiencia universitaria.
Se dice que una vez que aprendemos a andar en bicicleta es imposible olvidarlo. Asimismo, una vez que aprendemos a escribir una tesis, lo llevamos con nosotros como un tesoro. Y si la vida nos da la oportunidad de compartir esos conocimientos con los demás, encontramos entonces nuestro porqué. Sólo nos queda sentir el viento en la cara.

 

* Doctora en Ciencia Política (UNSAM). Secretaria Académica de la Escuela de Política y Gobierno. Profesora Adjunta del Taller de Redacción.