¿Cómo pensar la estrategia de trabajo virtual?

El proceso de comunicación con y entre los/as estudiantes en entornos virtuales está mediado por distintas herramientas de comunicación en línea. Estas herramientas ofrecen una oportunidad para diversificar nuestras estrategias pedagógicas y enriquecer nuestras propuestas de enseñanza. Al construir nuestras propuestas, apuntamos a que todos/as nuestros estudiantes puedan tener una experiencia de formación estimulante. Prestemos atención entonces a la diversidad de nuestro estudiantado, y muy particularmente a la desigualdad de acceso a la tecnología e internet. En este sentido, debemos tener presente las potencialidades y las limitaciones de las dos estrategias de trabajo en entornos virtuales: sincrónica y diacrónica.   

La estrategia sincrónica permite que los/as participantes interactúen al mismo tiempo. Su mayor aporte es ofrecer un espacio de diálogo fluido, asegurando el acompañamiento emocional y la fidelización con la materia. Sin embargo, es una estrategia que exige recaudos: para su uso, es importante verificar que todos/as los/as participantes dispongan de dispositivos personales y de buena conexión a internet en el mismo momento; en caso contrario, quedarán excluidos de la clase. Tengamos en cuenta que si tenemos una clase numerosa, el dialogo corre el riesgo de convertirse en un monólogo en el que el estudiantado no podrá participar. Así que es recomendable, en este caso, dividir la clase en pequeños grupos y disponer de reuniones breves con cada grupo. 

En la estrategia asincrónica los/as estudiante pueden abordar la experiencia de formación en diferentes momentos. Esta modalidad requiere la disponibilidad de los materiales de manera anticipada. Su potencialidad es ofrecer experiencias desafiantes centradas en el trabajo de los/as estudiantes. Tengamos presente, además, que toda actividad de reflexión, producción, debate, indagación o resolución de problemas requiere tiempo, variable especialmente relevante en el contexto actual. La emergencia sanitaria implica que los estudiantes estén en sus casas, pero eso no significa necesariamente que todos/as dispongan de más tiempo para estudiar. La convivencia con otras personas y, en muchos casos, estar al cuidado de ellas, modifica rutinas y horarios.  

En la situación presente, cada uno de nosotros/as tendrá que considerar, entonces, como combinar de manera creativa y eficiente ambas estrategias, según las especificidades de su campo del saber, ya que ofrecen diversas posibilidades para potenciar el aprendizaje y la producción. La asincrónica nos permite reducir el impacto de las condiciones socioeconómicas de los/as estudiantes en su participación (aunque no por completo) y diversificar nuestras propuestas. La sincrónica es necesaria para generar acuerdos y, sobre todo, para sostener la experiencia de comunidad entre docentes y estudiantes.