20 AÑOS, 20 TÓPICOS

CONCEPTO DE DEMOCRACIA

Por Nahuel Grinberg

Desde una perspectiva lingüístico-conceptual, el análisis de las palabras que se utilizan en un tiempo, la indagación sobre la permanencia de su significado o, por el contrario, de la mutación o el desplazamiento de su sentido habilitan la exploración histórico-conceptual en dos aspectos. En primer lugar, a partir del reconocimiento de la alteridad de los significados conceptuales que nos resultan ajenos; en segundo lugar, a partir del exámen crítico de las significaciones que nos resultan transparentes. Suele ocurrir que el significado  hegemónico o tradicional de algunos conceptos torna “sencilla” la interpretación para los agentes en la actualidad. Sin embargo, cuando el significado es completamente asimilado al registrado en las fuentes pasadas, el posible desplazamiento semántico resulta completamente oscuro. Sin obturar o hacer desaparecer la carga semántica del pasado, la historia conceptual dialoga con las fuentes no sólo para evitar caer en anacronismos, sino también para conocer los diversos significados que las palabras antiguas adquieren hoy en nuestros días.   
Para revelar este problema de la permanencia, el cambio y la novedad a lo largo de los significados y los usos de una misma palabra tomaré como ejemplo el término democracia. Sólo una reconstrucción crítica de los distintos significados que ha adquirido la palabra democracia puede mostramos aquello que Koselleck llama los estratos de significación de un concepto 1. Es decir la pluralidad de experiencias históricas que un concepto reúne en sí pero que proceden cronológicamente de épocas diferentes. De esta manera, la investigación puede orientarse hacia aquellos significados que se mantienen parcialmente y cuya significación puede hacerse efectiva aún en las condiciones actuales, como así también referirse a transformaciones conceptuales que, a pesar de seguir teniendo los mismos significantes, los significados son apenas comparables confrontados históricamente.

La democracia antigua, como una de las formas posibles que se dieron en la organización de la polis, posee determinaciones y modos de proceder que se pueden encontrar aún hoy en las democracias actuales; o sea siempre que se considere que la sociedad está articulada por una relación entre gobernantes y gobernados. Por el contrario, cuando uno se desplaza hacia el nacimiento del mundo moderno en el siglo XVIII, el significado se transforma para describir las nuevas formas de organización de los Estados modernos. Así, pasamos de la democracia como termino que indicaba la señoría del demos como aquella parte de la polis que puede y debe gobernar a las demás; a un significado nuevo que reposa sobre la igualdad y la libertad de los individuos en la expresión de la voluntad soberana. La democracia entendida como fuerza legítima de todo el cuerpo político rompe con aquellas diferencias que estaban en la base del antiguo principio de gobierno. Por último, considerando las transformaciones sociales que siguieron a la revolución industrial, la democracia se convirtió en un concepto de esperanza que la participación político-militante prometía satisfacer. De esta manera, la nueva interpretación del concepto retoma el ideal de paz legal del contrato social moderno pero lo reemplaza por las supuestas garantías de un fenómeno revolucionario. 
             

1 Koselleck, Reinhart; Futuro y pasado: para una semántica de los tiempos históricos; Paidos, Barcelona, 1993.