20 AÑOS, 20 TÓPICOS

UNIVERSIDAD

Por Enrique C.Corti

«Universitas» es un término que denotaba (y denota), habitualmente, una institución donde se aprende y se enseña. Originariamente, la denominación antecesora, «studium» o «studium generale», designaba un conjunto de personas dedicadas a cierto menester intelectual. Por otra parte, entre universitas y universale —término que designa un ámbito universal— no cabe señalar sino una única comunidad, fonética, que vincula ambos términos con unum, es decir, con la unidad, y además con versus, participio pasado de vertere —girar, tornar— cuyo significado remite a las idas y vueltas del arado en la labranza. Universale, a su vez, añade aliud —i.e. otro— a su significado. Si ahora se aventura una síntesis gráfica y descriptiva, se tiene que el término «universidad», en su significado, reúne cierta unidad que va y viene, como el arado entre los confines del terreno que se labora, hacia uno y otro extremos de su ámbito. El ámbito de la universidad es el de cierto menester intelectual; la unidad, por tanto, que está en juego, es la unidad del saber.

La universidad medieval, el studium generale, encontró su unidad en el latín, ya que por lo demás, era la diversidad —gentes, lenguas, orígenes— su característica epocal. Los versos de Horacio, que U.Eco transcribe al comenzar su escrito "La línea y el laberinto", expresan la idea de ciertos límites o confines en todas las cosas, más allá de los cuales no puede haber cultura alguna. Podría tomárselos como síntesis del modo romano de pensar, modo que encarnó en el latín como lengua de la universitas. La linealidad causal irreversible de los hechos halla su expresión en la estructura lógica de la lengua latina. Se trata de un orden, se trata de límites y de la irreversibilidad de ese orden: no es igual cualquier cosa ni cualquier orden: no es aceptable el principio de similitud, no es cierto que todo puede asemejarse a todo. El latín medieval pone en acto un modo peculiar de pensar que es el romano, aunque es esencial comprender que se trata de un modelo cultural de pensamiento, y en modo alguno de un modelo étnico. La universidad en occidente, heredera del latín en su idioma, ha recibido en cada una de sus lenguas un modo de pensar latino, donde los límites y el orden temporal son insoslayables.

Sin embargo, en esta era de globalización, la institución universitaria es sometida a mayor exposición política y social en un contexto de masificación que afecta la enseñanza y, especialmente, la investigación, es decir, la creación de conocimiento. Se trata de una perspectiva que pone en entredicho la función universal cifrada en el origen romano de su pensamiento. Junto a dicho modo tradicional de producción del conocimiento, surge otro, creado en contextos transdisciplinares sociales, políticos y económicos más amplios, que resultan de la masificación de la enseñanza superior iniciada en los países occidentales después de la segunda guerra mundial. Este nuevo modo de conocimiento emerge en un contexto caracterizado por heterogeneidad, ausencia de jerarquía, cierta transitoriedad, y un fuerte acento en la responsabilidad social.